Madrid desde la Casa de Campo posiblemente en 1959 |
Hoy voy a contar algo sobre mi Madrid, la ciudad que amo. El barrio de Lavapies en los años 60. Un barrio lleno de luz y de vida, de gente volcada en las calles, de comercios que ya no existen ni allí ni en ningun otro lugar de la ciudad, de olores, de bares llenos de mujeres, hombres y niños tomando el aperitivo, si, he dicho niños tomando el aperitivo.
En primavera eran los puestos en la calle, en verano el calor, el agua de cebada y la horchata en la plaza, la verbena de San Lorenzo y las sillas al fresco por las noches, en otoño el cambio de tebeos y las cuestas mojadas por la lluiva como la de la calle Zurita, Olivar, Ave María o Lavapies y en invierno las castañeras y las gallinejas de la calle Tribulete.
La gente salía a la calle en parte porque la comodidad de sus casas dejaba por lo general mucho que desear, pero tambien porque tenía sitios a los que podía o debía ir. Se salía a la calle del barrio a comprar todo, no existían las grandes superficies y se compraba cerca de casa. Por otro lado la gente se conocía en el barrio, allí estaban las amistades a las que ir a ver a sus casas o con las que dar un paseo ó ir a la taberna al acto social del vermut o la cañita.
Los niños jugaban en la calle porque había sitio y casi no había coches, ni circulando ni aparcados.
Otro día os contaré más cosas, pero ¡que conste! esa sociedad, en general, era pobre pero solidaria.
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