Llevamos tres días, tres mañanas, viajando juntos. Vagón línea 10, transbordo, vagón línea 7, hall de salida. Luego en la esquina nos separamos. Unas veces salgo antes yo, otras no.
Es más, hoy estaba como esperando a alguien en la calle, en nuestra boca de Metro, la de nuestra casa, yo creo que era una pose. Por supuesto me ha visto.
He entrado y me he parado en el hall de entrada para comprar un metro-bus en la máquina expendedora. He tardado un rato porque, no se porqué, me he equivocado al marcar el número secreto, sí, eso que los que viven al norte de México maman PIN.
Cuando he llegado al andén acababa de llegar un convoy y me he subido en él, no en la puerta habitual, sino en la primera que he visto al bajar las escaleras. Luego he ido caminando por el vagón para posicionarme en la zona en la que suelo ir, el tren ya estaba en marcha y cuando estaba atravesando una de las zonas de torsión, posiblemente provocado por una curva no tomada a una velocidad conveniente -siempre digo que los conductores del metro deberían entender que no transportan ganado-, hemos chocado, de frente.
- Disculpe.
- Lo siento.
He oído su voz, no muy agradable por cierto, más bien neutra, tampoco horrible. Y he percibido su olor, inodoro, no utiliza colonia, no huele bien ni mal. Tan gris como aparenta.
Emoción, eso es lo que he sentido.
Yo creo que me esperaba, lo que no se es si el contacto ha sido provocado o fortuito, pero...
Por supuesto hemos ido juntos hasta nuestra separación habitual, yo he salido después y he visto como se perdía bajando por la calle Bruselas.
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