Supongamos que soy un hábil y despiadado inversor, como hay que ser, y tengo cien milloncejos de euros para invertir. Podría hacerlo en la bolsa, si. Podría invertir en deuda alemana, también. Pero el caso es que también podría hacerlo en deuda italiana, por la que me dan más, un seis por ciento.
¿Qué haría?, pues invertir en deuda italiana esos cien millones más otros cincuenta que saco de la bolsa, o sea que vendo acciones para conseguirlos. Total, siempre alguien se va a hacer cargo de la deuda italiana. Además, los que tenemos 150 milloncejos de euros para invertir no somos unos cualquiera, somos un grupo de presión muy importante que hemos conseguido que la deuda italiana esté a más de un seis por ciento.
Ya se que la consecuencia es que las bolsas siguen bajando, pero eso no es malo... No, no lo es. Cuando el chollo de la deuda se acabe, lo invertiremos en la bolsa, que estará bajísima, y ésta subirá como la espuma y nosotros tendremos nuestro dinero aun más revalorizado.
Está bien, me gusta. Dinero llama a dinero. Es como el poker, los pringaos que tienen un límite pequeño siempre palman. Esto de la economía capitalista es un juego de tahúres cojonudo, ¿hay algo mejor?
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