Nuestras miradas definen nuestro carácter y nuestro estado de ánimo. Basta observar con discreción.
Hay personas que tienen una mirada vacía, que denota falta de pensamientos, de curiosidad, de inquietudes. Son miradas sin inteligencia, que no transmiten absolutamente nada. Estas miradas las veo con demasiada frecuencia en la calle, y lo peor es que la mayoría pienso que no tienen solución, no creo que estén producidas por un estado de ánimo.
Hay otras que miran activamente, examinan, más o menos detenidamente, pero siempre con curiosidad. Algunas mueven rápidamente las niñas de los ojos fijando su atención en objetivos distintos, buscando siempre algo que atrae su atención con inquietud. De ese tipo suelo ver pocas, pero me gustan, mucho.
También me encuentro a veces con miradas esquivas, que nos miran y cuando detectan que los estamos observando, retiran rápidamente su mirada con dos variedades básicas: las que bajan la vista al suelo y las que la desvían a un lado como mirando otra cosa. Luego, cuando notan que no los ves, vuelven a redirigirla hacia ti mirando furtivamente, a traición. Esas me suelen gustar muy poco.
Luego están las miradas asustadas, miran como con miedo, apartan la mirada si notan algo extraño en la tuya o en la de la persona a la que miran. Se puede llegar a ver su miedo. Esas me inspiran pena.
Las miradas tristes, que suelen ser consecuencia de un estado de animo o de una desgracia, esas me inspiran ternura.
Y las de amor y las de deseo, las de cariño inmenso, pero esas suelen ser privadas, no se suelen ver por la calle.
Las de odio tampoco, bueno, alguna vez si no observas con discreción.
En cualquier caso la mirada es algo vivo, no valen las fotografías y menos la de unos ojos, se necesita la cara entera en movimiento, la mirada incluye la expresión de la cara.
Mirar a la gente a los ojos y observar su mirada es un ejercicio muy interesante y en muchas ocasiones divertido.
Una mirada puede dotar de una gran viveza y atractivo a una cara fea. Y también todo lo contrario, una mirada vacía, esquiva ó asustada puede convertir la cara más bella en algo insulso y sin atractivo.
2 comentarios:
Un entrada preciosa y real. Yo siendo una persona de ojos muy normales siempre dicen que destacan mis ojos y no son los ojos... es la mirada.
Por eso, cuando cuando vemos a otra persona en directo y observamos la mirada sabemos incluso si nos mienten.
¡Qué decir de las miradas de deseo! Esas tod@s las conocemos.
y ¿las miradas de odio? Mejor que nunca nos miren así, pues jamás se olvidan.
Totalmente de acuerdo con tu descripción.
Un abrazo, Álvaro y disfruta de la lluvia __ya sé que no te gusta__ pero mírala como fuente de vida.
Querida _mag_, me da la sensación de que vamos a "jartarnos" a lluvia hasta el 15 de julio.
Hemos invocado demasiado al dios de las lluvias.
jejeje
Abrazos _mag_
No te digo nada del sabado noche en el Nou Camp ¿no?
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