Se trata de un artículo de Alberto Garzón, consejero científico de ATTAC España.
Especifica apreciaciones importantes sobre lo que nos están presentado como una afrenta del gobierno argentino a España (y todos los españoles, claro).
El título: "La nacionalización de YPF, filial de Repsol, por el gobierno de Argentina"
El enlace al artículo:
http://www.attacmadrid.org/?p=6740#more-6740
1.- Se está hablando tanto de “expropiación” como de “nacionalización” y de “compra”, sin precisar mucho más. Todo indica que se trata de una nacionalización, por lo tanto pagada, pero sin precio asignado hasta el momento. Eso si, no es una decisión voluntaria por ambas partes.
2.- YPF no es propiedad 100% de Repsol, que solo controla en torno al 57%. Es el socio mayoritario y por tanto tiene poder de control y gestión. El resto es propiedad de capital privado argentino y extranjero.
3.- YPF fue fundada en 1922 por el Estado argentino y fue de titularidad pública hasta 1992, cuando comenzó el proceso de privatización que finalizó en 1999 cuando Repsol –que fue en otro tiempo pública- se hizo con la mayoría de las acciones de YPF.
El gobierno de Carlos Menem fue el responsable de la privatización. Junto a ella se hicieron reformas estructurales que condujeron a la privatización de los planes de pensiones, reformas en el mercado de trabajo que precarizaron las condiciones laborales y otras reformas que llevaron a la gravísima crisis de 2000. Sólo después de que Argentina se rebelara contra el FMI y sus planes de ajuste, incluso acometiendo una quita de la deuda –no pagar parte de la deuda externa-, pudo el país volver a remontar aquella situación.
4.- Repsol no es técnicamente una empresa española, y en absoluto es propiedad de todos los españoles. Más del 50% es propiedad del capital extranjero (el 42% pertenece a fondos de inversión extranjeros y el 9’5% pertenece a la empresa mexicana PEMEX). El resto de la empresa es propiedad del grupo de capital privado español Sacyr (10%), de Caixabank (12’83%) y de más capital privado español.
5.- Repsol proporciona beneficios a la economía española que podrían considerarse nimios. Declara en España el 25% de sus beneficios totales por todo el mundo, y en 2010 pagó impuestos aquí por valor de 949 millones de euros a un tipo impositivo efectivo del 26’8%, ni siquiera paga el 30% que corresponde como tipo nominal por tributar en España. Repsol paga otro tipo de impuestos en los países donde opera, como Argentina o Libia, pero también tiene operaciones en paraísos fiscales. Y su operativa financiera muy probablemente no se contabilice en España.
6.- El crecimiento y desarrollo de Repsol –que debe mucho a la privatización argentina de YPF- no es igual de beneficioso para todas las partes que conforman la multinacional. Sus beneficios contables han crecido un 11’97% entre 1998 y 2007, pero el salario medio de sus empleados sólo ha crecido un 1’71%.
7.- Repsol-YPF sólo persigue maximizar el beneficio en el corto plazo para sus accionistas y su estrategia empresarial no tiene por qué alinearse necesariamente con la estrategia de desarrollo de la economía argentina. Esta es una de las razones que aduce el gobierno argentino, que desea recuperar la empresa para poder usarla como instrumento efectivo de desarrollo.
En resumen:
· Hablamos de un fenómeno económico que debe analizarse desde un enfoque adecuado.
· No están enfrentados los intereses de dos naciones distintas, sino los intereses nacionales de Argentina y los intereses económicos de sujetos privados de distintas nacionalidades – en menor grado, españoles -.
· Esta no es la guerra de los trabajadores españoles.
· Es una vergüenza que el gobierno español salga en defensa de los intereses de las grandes empresas españolas que poseen un capital minoritario de Repsol, en perjuicio de los intereses nacionales de un país soberano como Argentina.
· Lo que debería hacer el PP, en vez de proteger los intereses de los más ricos, es replantearse su política económica y reflexionar acerca de si no es mejor opción de política económica imitar a Argentina.
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