martes, 3 de julio de 2012

Mi Vicálvaro

 

Peña de las Fiestas de Vicalvaro en la plaza, frente a la churrería.
Tengo que contar, para quien aun no lo sepa, que soy madrileño, del barrio de Lavapiés, pero ahora vivo en Vicálvaro, por lo tanto ahora este es mi pueblo, y me encanta mi pueblo, ha sido un descubrimiento para mi.

Bien es verdad que aquí tengo algún importante "interés", bueno, más bien un sentimiento, por eso lo pongo entre comillas, interés puede significar otra cosa que no es aplicable en este caso, aunque alguna vez me hablaron de ello.

En realidad Vicálvaro es un distrito de  Madrid, creo, pero yo lo llamo pueblo porque es lo que me parece, a lo que se me asemeja, y por eso me gusta más.

De niño, viví el Lavapiés castizo, sus últimos soplidos, su último aliento, sus últimos años de vida antes de morir y reencarnarse generosamente en otra cosa. Y algo de eso encuentro ahora en Vicálvaro, no se explicarlo bien, es más un sentimiento, un "estar", una sensación. El caso es que ando por sus calles, su plaza, sobre todo por su casco antiguo y siento autenticidad. Pero me preguntaréis, ¿autenticidad de qué?

Vamos a pensar... quizás la que da la gente, que se conoce, que se saluda en el bar, en las tiendas, en la calle. La del pequeño comercio, las tiendas, los bares pequeños, tascas, de aspecto algo cutre pero limpias, sitios viejos más que antiguos, ruidosos, con gente que aun habla fuerte, hombres, muchos mayores, pero también jóvenes, con aspecto rudo y en algún caso palurdo, bendita palurdez en un mundo tan flojo y light como el de ahora en el que muchos tíos tienen que beber hasta estar cerca de la borrachera para excederse de ser ellos mismos. Ese es su problema que nunca serán ellos mismos porque sin alcohol les falta valor. Bueno no todos, pero ese tipo de "flojo" abunda demasiado.

Sí, en mi pueblo aun encuentro tíos con aspecto rudo, con aspecto seguro, directo, como en el Lavapiés de mi infancia. Y que conste que rudo no significa maleducado, ni inculto, ni torpe, son cosas distintas, que nadie se equivoque.

Bueno, otro día contaré mas impresiones mías sobre mi pueblo.

Partido de la selección en El Meson "El Aguila", descanso.
Hoy solo contar que este fin de semana pasado fueron las fiestas y estuve en ellas. Las calles estaban llenas de peñas con la gente vestida, en cada una, de un color distinto, con leyendas en las camisetas. Unas iban con música incorporada y otras no, pero todas de bar en bar. Mucho ambiente, colorido y ruido en las calles, casi a cualquier hora, incluida la de la siesta.

Este año el follón se ha visto incrementado por la expectación creada por la final del campeonato de Europa de selecciones de futbol. Ahí estaba la roja y todas las peñas de Vicálvaro pendientes del evento. Mi pueblo estaba lleno de banderas de España, en algún caso demasiadas, un exceso, como es mi pueblo, un exceso en algunas cosas. Otra seña de identidad. El exceso es muy español. Bastantes banderas con el toro en negro en medio, quizás, tal y como están las cosas, mejor que ese escudo de los Borbones que tanto juego ha dado en las retransmisiones del futbol.

Bocata de gallinejas.
El sábado por la noche estuvimos en la feria, según me dijo Nines estaba en el recinto donde ponen todos los años las casetas, la música, los puestos de comida... al final del Paseo de Villablanca. Y me encantó, porque me encontré con las fiestas de un pueblo, de un pueblo grande e importante, pero en el que se respiraba ese ambiente de gente que se divierte porque se lo está pasando bien, con sus vecinos, con sus amigos del barrio, no porque ha ido a divertirse y tiene la obligación de hacerlo.

Chavales y chavalas recién salidos de la adolescencia, papás de estrene con niños pequeños en un carrito (de esos muchos, debe haber un buen índice de natalidad en mi pueblo), inmigrantes de varias nacionalidades, tanto europeos del este como sudamericanos, grupos de veinteañeros, de treintañeros, familias enteras con abueliyos y to, y... nosotros. Yo me zampé un bocata de gallinejas supercojonudo, bien fritas como debe ser, con un vaso bien de cerveza. Me supo a gloria. Luego en la parte de la música saltamos y bailamos. A continuación dimos una vuelta por los puestos, había tómbolas de boletos, de las que había en mi Lavapiés cuando era pequeño y coches de choque, montamos y me llevé algún buen choquetón de costao, aunque quien me dio tampoco se fue de rositas...

En fin, una noche preciosa después de la fiesta de sevillanas que habíamos tenido ese mismo día.

Una noche preciosa, un día precioso y un fin de semana precioso.

Por cierto, si alguien no se ha enterao la selección española, la roja, ganó el campeonato de Europa en Kiev. A los italianos por cuatro a cero.  
  
  

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Vicálvaro fue oficialmente un pueblo hasta 1951, año en que lo anexionaron forzosamente a Madrid. Pero en esencia y alma continúa siendo un pueblo con su propia identidad

Alvaro dijo...

Gracias por tu comentario amigo/a.

Me han comentado que el termino municipal llegaba hasta la actual plaza de Roma. ¿Es cierto? ¿Te suena eso?

Si es así, la actual plaza de toros de las Ventas estaba en el termino municipal de Vicalvaro...

Rosa Jiménez dijo...

El término municipal de Vicálvaro incluía zonas como La Elipa, Ventas o Pueblo Nuevo. Hay varias páginas que tratan sobre la historia de Vicálvaro:
http://vicalvaroencastilla.blogspot.com.es/search/label/Historia

http://www.vicusalbus.org

http://vicalvaro.jimdo.com/historia

Alvaro dijo...

Gracias Rosa