miércoles, 4 de enero de 2012

El imparable avance invasivo oriental

  
   

Tenía un pequeño comercio en una importante calle de un barrio periférico. Vendía zapatos y bolsos a precios razonables. Sus proveedores eran pequeños fabricantes del levante español. Cargaba los precios de sus productos dos veces. Una para recuperar los gastos que le suponía mantener la tienda abierta. La otra era su sueldo, para vivir. En 2008, después del verano, llegó la crisis económica y empezó a pasarlo peor, pero los proveedores le ayudaron permitiendo la demora de los pagos y logró sobrevivir.

Hace poco tiempo abrieron un comercio llamado El Junco Oriental. Estaba a menos de cien metros, en la misma acera de su misma calle. Los dueños tenían los ojos rasgados y llamaban "zapatelía" a su negocio.

En El Junco Oriental el zapato más caro cuesta nueve euros y cualquier bolso, el que quieras, tan solo cinco euros.

No lo pudo resistir. Está intentando liquidar el stock de zapatos y bolsos que tiene. Todos de piel, de más o menos moda, pero de piel. Fabricados en España, de buena calidad. Está intentando cerrar el negocio. Está buscando trabajo. Está en la ruina económica y mental.

El Junco Oriental está siempre lleno de gente, más ahora, en estas fechas en que se acerca la fiesta de los Reyes Magos. Sus proveedores también se encuentran en el levante español. Tienen unas enormes naves llenas de todo tipo de mercancías, de muy baja calidad, fabricadas en ese país lejano llamado China.

En esos almacenes cuestan un euro los bolsos que venden a cinco en El Junco Oriental.

Los fabricantes de zapatos y bolsos del levante español se están arruinando, ya no tienen trabajadores en sus pequeños talleres, solo se dedican a intentar recuperar parte del dinero que les deben sus acreedores.

La miseria y la falta de trabajo avanzan en nuestro país. Sólo los amarillos crecen, gracias a nosotros. 

Ellos no tienen la culpa, pero es injusto. Y lo peor es que lo estamos propiciando nosotros, los que compramos con un comportamiento compulsivo.

¿No será mejor tener sólo un par de zapatos de buena calidad que tres pares de calidad desastrosa?
   
   

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