Estoy tomándome unas verdinas con almejas en Casa Lastra, en
la calle del Olivar en Madrid. Quería un cocido pero no ha podido ser.
La verdina es una de las alubias más finas que existen en España.
Asturianas y muy caras, pero se trata de
un menú del día.
Las almejas están buenas.
También me han puesto "de regalo" un platito de queso
de cabrales batido con sidra. Es una taberna asturiana en mi barrio de Lavapiés,
justo enfrente del restaurante "La Otra
Casa", que hoy está cerrado.
En el comedor del fondo hay azulejo blanco hasta una altura
de aproximada de un metro sesenta con cenefa. El resto pintado a rayas con un
color amarillento brillante. Feo pero típico. Los clientes todos nacionales de
la zona. Unas cinco mesas incluyendo la mía.
Me acaban de traer la tortilla de merluza que he pedido de
segundo.
Si a alguien le tiene que caer un trozo de cascara de huevo es
a mí. Me molesta morder la cascara de huevo, me da asco, pero la tortilla está muy buena.
Los manteles son blancos y las servilletas de tela, me han
dado un tercio de Mahou.
En la mesa de al lado, a mi izquierda, hay unos padres y su
hijo de aspecto treintañero. En otra un
grupo variopinto de amigos cuarentañeros con aspecto de gente de izquierdas.
Frente a mí, como a tres metros está la puerta de la cocina por la que entran y
salen un señor con pantalón y chaleco negro y camisa blanca con cuello abierto
y una señora con delantal azul de algodón, sospecho que debe ser la dueña.
De postre voy a tomar melón.
El grupo está bebiendo sidra natural en una botella que
tiene un artilugio encima que, a modo de
sifón, hace que al apretar un botón la
sidra salga con presión, como si fuera escanciada.
Que ganas tengo de fumarme un cigarrillo!!!
Es un sitio agradable y antiguo, he tenido suerte.
La raja de melón grande y bien presentada. Este año ha
habido melones cojonudos.
Comer bien en Lavapiés por 12.50€.
Ahora el café en otro sitio de mi barrio.