martes, 29 de enero de 2013

Hoy es 29 de enero

 
 Hola, hoy es un día muy bonito y especial para mi.

¡Es mi cumpleaños!!!

Tengo la suerte de tener una familia normal y buena gente que me quiere.

Tengo una pareja que no me la merezco.

Tengo la suerte de tener un montón de buenos amigos que me aprecian y se acuerdan de mi.

¿Qué más puedo pedir?

Muchísimas gracias a todos, os aseguro que mi vida sin vosotros no sería igual, sería mucho más triste.


lunes, 28 de enero de 2013

Respeto y autoridad

 


Hace poco estuve debatiendo con alguien sobre autoridad, un concepto que, no se porqué, cada día me gusta menos.

Debo reconocer que siempre he sentido animadversión y rebeldía hacia él, aunque luego pensaba que era un principio de convivencia necesario porque si no todo sería un caos, eso hacía que me doblegara un poco, pero nunca convencido del todo.

Poco a poco, según ha ido trascurriendo la vida, mi duda sobre su necesidad para una sana convivencia ha ido aumentando, de forma que cada vez me cuesta más doblegarme interiormente a la autoridad como concepto. Me rebelo contra ella, la detesto, aunque no consigo erradicarla del todo de mi sentido de responsabilidad ante la vida. Mi moral es estrecha.

Siempre he admirado, y valorado, mucho más, el concepto de respeto, quizás me ha parecido mucho más esencial para la convivencia. Lo he tenido claro de siempre, desde la adolescencia, aunque entonces más que un razonamiento era un instinto.

Mi respeto hacia el resto del mundo y del resto del mundo para conmigo.

La autoridad es imprescindible que vaya acompañada de respeto, pues la autoridad sin respeto se puede convertir en tiranía.

Pero el respeto, no es que no necesite de la autoridad, es que tiene tanto poder que puede hacerla innecesaria.

La autoridad se utiliza para controlar los peores sentimientos humanos.

Mientras que el respeto nace de los mejores instintos del ser humano y hace que la sana convivencia sea en un modo de vida. 

Demasiadas veces la autoridad subyuga y esclaviza al respeto y entonces la sociedad entra en crisis y se corrompe.

Definitivamente prefiero el respeto.
               
                  

lunes, 14 de enero de 2013

viernes, 11 de enero de 2013

Recuerdos de invierno

Palacio de Correos en la Plaza de La Cibeles de Madrid

Hace frío, no se ve el sol, la luz refleja los colores blancos como si fueran crema amarillento dando un aspecto triste y sombrío a la calle. Es un día de invierno en Madrid.


El chaval va vestido con un mono integral de invierno de color rojo fuerte. Lleva la capucha calada hasta el borde, que es de suave piel de conejo. Corre por el Paseo del Prado de una forma poco estable y precisa, las piernas abiertas avanzando a base de apoyar lateralmente una de ellas y luego la otra, recuerda algo a un pingüino.

Su madre le vigila a lo lejos, es joven y guapa, tiene muy buena figura y es presumida, le gusta ir bien vestida.

Están muy cerca de la Plaza de Cibeles, donde trabaja su papá, de hecho han ido a buscarle a la salida del trabajo, pero como han llegado un poco pronto y es domingo la madre ha decidido que el chavalín se desfogue un poco corriendo por el paseo entre esos grandes y viejos árboles que un alcalde de Madrid pretenderá derribar muchos años más tarde y que serán salvados gracias a unas cadenas y a una actriz metida a aristócrata alemana.

Algunos coches, pocos, circulan por la calzada central dejando un fuerte olor a gasolina mal quemada. De vez en cuando pasa un tranvía cargado hasta los topes chirriando en su deslizar por las vías.

En la Plaza de la Cibeles hay un guardia de la circulación subido en una especie de tarima dando paso y parando a los coches dependiendo del sentido en el que vayan.

El chavalín no piensa en nada, sólo se entretiene y disfruta practicando con ese cuerpo que comienza a manejar. Tropieza y se cae dándose un buen golpe y arañándose un poco las palmas de las manos contra el suelo de arena. Se asusta y se pone a llorar, pero en cuanto se quiere dar cuenta está en brazos de su madre y ese conocido olor a carmín y colonia le calma, siente de nuevo seguridad. La madre le deja otra vez en el suelo con un calido beso en la mejilla.

Ha llegado la hora y los dos de la mano se dirigen hacia el Palacio de Correos. De una pequeña puerta enrejada que está a la derecha de la principal sale un hombre alto y delgado que viste un traje oscuro, el de todos los días. El chavalín se da cuenta y sale corriendo hacia él, intenta pegar un salto pero todavía no sabe. El padre le coge por debajo de los hombros y le sube hasta la altura de su cara dándole un beso.

Poco después los tres de la mano bajan el Paseo del Prado hacia la Glorieta de Atocha, camino de casa.

La vida de un niño pequeño es sencilla, tranquila, básica.
  
  

jueves, 10 de enero de 2013

La caridad no es la solución.


Esto que os incluyo abajo es un articulo de Carlos Martínez García, Presidente de ATTAC Andalucía.

El artículo me gusta porque va sobre algo en lo que pensaba hace unos días. La "caridad" no debe ser la solución generalizada a los problemas económicos de los ciudadanos de un país. Debe ser una excepción, la solución para una mínima minoría. Y si esa minoría no existiera, mejor.

Haciendo un símil: La solución para un trabajador no son las propinas, sino un sueldo justo.

Otra cosa es que la caridad sea un valor loable y que una persona caritativa merezca mis respetos y admiración.

Me conforta y defiendo en cualquier caso la caridad emotiva, esa que hace que alguien ponga la mano en el hombro, o abrace, o brinde su atención y cariño a otra que necesita apoyo, dialogo, comprensión o desahogo.

La caridad generalizada como forma de vida, lo siento, no me gusta, hace que me acuerde de la gran película de Berlanga, PLACIDO, y no me gustaría que volviéramos a esos tiempos. 


El peligroso resurgir de la caridad.

27 Dicembre 2012

http://www.attacandalucia.org/el-peligroso-resurgir-de-la-caridad/


Estamos en la celebración cristiana del solsticio de invierno o Navidad, ahora para católicos y protestantes, y dentro de quince días les tocará el turno a los ortodoxos griegos y rusos. Pero no es esto, ni el perder una línea en comentar el discurso del monarca impuesto por el dictador Franco a los pueblos del estado español, lo que me mueve a escribir hoy, 25 de Diciembre de 2012.
Estamos viviendo, ante los recortes de servicios públicos y el empobrecimiento de la mayor parte de las clases populares, los indices masivos de paro y los desahucios o el incremento de personas que sufren hambre, el nacimiento de la receta de la derecha y los medios de comunicación a sus órdenes que son TODOS sin excepción: la Caridad.
Ante la congelación de las pensiones, los millones de personas sin prestaciones, la ausencia de las pagas extras de navidad y la pobreza extensa castigada por los copagos sanitarios y las privatizaciones, una nueva formula de los ultra-liberales y neoliberales que nos dominan, es activar la caridad mediante donaciones de juguetes, comida no perecedera, comedores “sociales”, colectas e imágenes de parados y jubiladas celebrando algún premio de la lotería.
La perversión criminal del sistema genocida que sufrimos tiene ya un remedio a sus recortes y abusos, la caridad. Los mandatarios del PP -pero no sólo- organizan colectas como la de la Diputación de Granada, presidida por un neo-falangista que se dedica a despedir a trabajadoras y trabajadores de servicios sociales, al tiempo que organiza en su institución una recolecta de juguetes para niños pobres. Tal vez el año que viene volvamos a ver la campaña de los años cincuenta y sesenta de “siente un pobre en su mesa”, perfectamente denunciada en una de las mejores películas de cine español: “Placido”.
Volvemos a la España fría, gris y triste de los años sesenta, incluido el autoritarismo y la hipocresía de la burguesía y las clases medias altas. Volvemos a la Campaña de Navidad y Reyes de la OJE (la organización juvenil franco-falangista). Volvemos a campañas de radio en favor de caritativas monjas y las damas de los roperos. Vivimos unas navidades perfectamente neo-franquistas, rematadas con el mensaje de su patético heredero.
Frente a eso: Dignidad, lucha social y movilización frente a los recortes, las estafas y los robos del poder y de las clases ricas y poderosas, que son las que provocan nuestra pobreza y nos arrojan al paro.
Hemos de denunciar y hacer público nuestro desdén por la caridad navideña, antes de que esta se imponga. Hemos de denunciar a abnegados y caritativos burgueses que reparten sus sobras, a la sopa de los conventos, o a abnegados voluntarios y voluntarias de clase media que suplen a miles de trabajadores y trabajadoras despedidos de los servicios públicos y las ONGs que se prestan a ello.
Hemos de volver a conquistar nuestros derechos ante el asesinato del bienestar y decir alto y claro que hay una forma diferente de organizar la vida, hacer política y repartir. Hemos de luchar frente a la caridad y por la dignidad. No queremos limosnas, solo lo que es nuestro. Socialismo o barbarie. Justicia o hipocresía burguesa.

jueves, 3 de enero de 2013

Cuento del regalo de los Reyes Magos




Era un martes soleado y frío del mes de enero, caminaba pisando la tierra húmeda de uno de los paseos del Parque del Retiro, ese que une la Puerta de Alcalá con el estanque. Ambas manos en los bolsillos del pantalón, un chaquetón corto relleno de plumón y unos zapatos con una gruesa suela de goma. Hacía un frío intenso que se le colaba por el cuello abierto de la camisa a pesar de la bufanda que lo rodeaba.

Una paloma se posó delante de él aleteando y mirándole fijamente hasta que le dijo:

- ¿Qué vas a hacer? ¿Qué estás haciendo?

- Ya lo ves, ya lo estás viendo, simplemente paseo, intento centrar algún pensamiento, cada vez me cuesta más.

- ¿Porqué? ¿Qué te pasa?

- Yo creo que es el cúmulo de malas noticias, creo que la negatividad se transmite, es como un halo invisible que nos rodea e incide en nuestro estado de ánimo.

- ¡Cómo sois los humanos!, quizás os falte el don de poder volar, de que vuestro cuerpo se sienta libre en mitad del aire, de poder mirar las cosas que suceden desde un lugar en el que podéis contemplar un paisaje amplio que relativice lo feo, lo oscuro a la vez que hace lo mismo con lo claro, lo alegre. Vuestro mundo en las ciudades es muy pequeño.

- ¿Realmente tu crees que eso solucionaría algo?

- No se, pero podríamos probar.

- En realidad creo que no es sólo la negatividad que nos rodea, aunque también, sino que estoy bastante harto de la sociedad en la que vivo, ese mundo en el que muchos tienen que pagar muy duro y durante mucho tiempo por algo que han hecho otros pocos, muy pocos y muy mal. Esos que han actuado de una forma o demasiado inconsciente o muy canalla.

- Ya, pero para eso tú no tienes la solución. Ni siquiera puedes mitigarlo.

- Tienes razón, pero me rebelo. Cada cual tiene su carácter.

- ¿Porque no te vienes a dar una vuelta conmigo? Un día como hoy lo que puedes ver desde el cielo de Madrid es algo grandioso.

- De acuerdo, vamos, ¿como lo hago? ¿como lo hacemos?

La paloma aleteó de nuevo y salió volando, al cabo de pocos segundos volvió con otra muy parecida a ella, grisácea con las alas rojizas. Se posaron ambas delante de él y le dieron instrucciones de ponerse unos guantes de lana que llevaba en los bolsillos y posar cada uno de sus pies en ellas. Al comenzar a volar sintió como perdía el equilibrio hasta que otro par de palomas se posaron debajo de cada una de sus manos. Así los cinco se elevaron sobre el parque y volaron sobre los tejados de la ciudad.

El frío era tremendo pero las vistas hermosas. Disfrutó y su ánimo se serenó.

Después de unos minutos las palomas le dejaron en el mismo sitio en el que le habían encontrado.

Se encontraba mejor, más tranquilo. Pero después de unos pasos, cuando llegó hasta el estanque, se dio cuenta de que la situación permanecía, no había cambiado nada. Solo había recibido el regalo de los Reyes Magos con un poco de antelación. Estaba igual de confundido que antes. Cualquiera puede tener un día malo. Se iba a levantar, sabía que iba a hacerlo. Menos lo de las palomas ya todo le había sucedido antes.

Los Reyes Magos le habían regalado un precioso viaje y determinación para luchar, con lo poco de que disponía, contra la negatividad y la falta de justicia.