viernes, 25 de octubre de 2013

Palabraras 4 (Aledaño).



 
Me gusta, me suena bien y además tiene una "ñ".

Palabra española 100%.


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Ejempliyo:

"Siempre me pasa en jueves y días aledaños."


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Diccionario de la Lengua Española (RAE)

aledaño, ña.


(Del lat. adlatanĕusde ad latus).


1. adj. Confinante, lindante.


2. adj. Dicho de una tierra, de un campo, etc.: Que lindan con un pueblo o con otro campo o tierra y que se considera como parte accesoria de ellos. U. t. c. s. m. y m. en pl.


3. m. Confín, término, límite. U. m. en pl.


  


  

martes, 22 de octubre de 2013

Merluza bajo la lluvia sobre los verdes prados


Receta en plan "Menrollo".

Tenéis que tener:

  • Una sartén, una fuente de horno, una espumadera y una cuchara de palo y un cuchillo que corte muuuuy bien.
  • Media merluza, o pescadilla grande, abierta y sin espina. Yo prefiero la parte de arriba, pero va en gustos.
  • Una cebolla grande cortada en gajos muy finos.
  • Un diente de ajo muy picado.
  • Muuuuuucho perejil picado.
  • Aceite de oliva del bueno, bueno, cuanto mejor, mejor, para freír.


Se echa el ajo picado en el abundante y caliente aceite de oliva que se ha echado previamente en la sartén.

Enseguida se dorará y entonces se debe echar la cebolla que se ha cortado en gajos muy estrechos. La cebolla se pocha lentamente, a fuego muy lento y en cuanto esté dorada se retira. Bueno, más que dorada, cuando esté amarilla y blandita.

Se aparta la cebolla y los trocitos de ajo en un plato. A la sartén, también apartada del fuego, con el aceite que queda se le echa un vaso (400 centilitros) de agua y vino blanco seco. Tres partes de agua y una de vino.

Se pone de nuevo la sartén al fuego y cuando la mezcla hierva se le añade el muuuuucho perejil que tenemos picado. Se le da un hervor de unos 2 minutos (no pasa nada si son 3 o 4). Se aparta.

En una fuente de horno se pone la merluza abierta y limpia, con la piel para abajo. O sea solo se ve la parte blanca. Se le echa sal al gusto.

Se pone la cebolla pochada (con su ajito picado) por encima de la merluza y luego se vierte el líquido por encima.

En la fuente queda la merluza con el penacho de cebolla por encima y rodeada de liquido verdoso por la acción del perejil.

Se introduce en el horno precalentado a 220 grados con el grill puesto.

Si el horno tiene función turbo (con movimiento interno de aire caliente) se retira a los seis minutos. Si no tiene función turbo, se retira a los once minutos.

Cuando se saca debe tener caldito para mojar, como dios manda.

El agua se puede sustituir por un caldo muy ligero que hayáis hecho antes con la espina del pescado (echad muy poca, muy poca, muy poca sal y que hierva solo 5 minutos con media hoja pequeña de laurel). 


Rico, rico, rico y sencillo y recordad, lo siento, este pescado no se puede comer muy hecho porque queda muy seco. El pescado vive en el mar rodeado de jugosidad.
  
  

Huevos estrellados en calabacín.

                 

Receta en plan “Menrollo”.

Se pica cebolla, media cebolla por cada calabacín. Si el calabacín es grande, que la cebolla sea grande. Si es pequeño que la cebolla sea pequeña.

Se pela el calabacín y se corta en trozos grandes. Os propongo hacer rodajas gruesas, como el grosor de uno de mis dedos (yo tengo manos muy grandes y por lo tanto los dedos también) y cada rodaja cortarla en cuatro partes.

Se aparta un huevo (o dos, si lo vais a tomar entre dos).

Se sofríe la cebolla en plan pocharla, cuando esté un poco doradita, aunque no esté pochada del todo, se echan los trozos de calabacín y se sube un poco el fuego para que el calabacín se fría, no se cueza.

Yo pocho la cebolla echándola en aceite muy caliente, la doy tres vueltas con una cuchara de palo y bajo al mínimo el fuego. Soy generoso con la cantidad de aceite que echo en la sartén. Aceite de oliva del mejor posible, se nota. Téngase en cuenta que no he echado aun ni una pizca de sal a nada.

El fuego en que se fríe el calabacín no debe ser muy bajo. Es preferible tenerlo un poco alto y dar una vuelta a los trozos con frecuencia. Si ves que se doran demasiado, baja el fuego. Se nota que se doran demasiado cuando pasan del color dorado al marrón.

Cuando el calabacín esté dorado, se esparce un poco de sal sobre los trozos y se les deja tranquilos, no se les menea nunca más. Se echa el/los huevo/s encima y se deja/n cuajar al gusto de cada uno. Si queréis romperlos para que se vierta la yema, bien. Si no lo hacéis, también bien. El fuego no debe estar muy alto, para que no se quemen los trozos de calabacín y la cebolla, ni muy bajo, para que se cuajen los huevos. No se os olvide echar un poquito de sal, al gusto, también sobre los huevos.

Y... ¡ya está! un manjar sencillo y barato. A mi me gusta mucho por la noche, de cena.

Eso si, si no os sale del todo bien esta vez, si no está a vuestro gusto, seguro que la próxima vez lo conseguiréis.


IMPORTANTE.

Es importante que los trozos de calabacín estén churruscaillos por fuera pero blandos por dentro.

No os preocupe si la cebolla se os churrusca, siempre y cuando no se os queme.

Para lo anterior es muy importante manejar los distintos niveles de intensidad del fuego.

También es muy importante la calidad del aceite de oliva.

Y sobre todo estad en la cocina mientras se hace, estad un poco pendientes de ello. Disfrutad de la actividad de cocinar. Innovad si os apetece. Y si cocináis con una copita de vino en la mano (ya sea tinto o blanco fresquito) disfrutaréis aun más. No será más de media hora. Quizás veinte minutos.

NECESITAIS.

Un calabacín.
Media cebolla.
Uno o dos huevos.
Aceite de oliva de la mejor calidad posible.

Sal.


viernes, 11 de octubre de 2013

¿Quien soy?

 

Era pequeño, de tamaño, de valor, de atracción, de color, de potencia, de percepción, de ánimo.

Siempre estaba en el mismo lugar y siempre pasaba desapercibido, era capaz de mimetizarse con el color y con el estado de todo.

Una vez voló una mosca a su alrededor y se posó en su superficie suavemente, delicadamente. Se había dado cuenta de lo que era, su composición, su estado, su volumen, su esencia, su peso… Se mantuvo allí durante varios segundos. Solo sucedió una vez, alguien o algo por una vez había percibido su presencia, y fue una mosca.

Nada hacía prever a nadie que ese estado de cosas durara mucho tiempo, parecía que todo iba a ser pasajero, que duraría lo que tarda un pensamiento en envejecer, pero no fue así. Durante años nadie percibió su existencia.

Como es lógico era gris, tan gris como una tarde nublada y fría de invierno.

Nunca fue amado, odiado, rechazado, abrazado, ridiculizado, mimado ni siquiera insultado y sufría por ello pero sin dolor, porque no era capaz de sentirlo.

Jamás llegué a saber si era un ser viviente o un objeto inanimado.

Solo se que existía.

Solo puedo ser dios, el narrador de esta poco útil historia o una mosca.


¿Quién soy?
  
  


lunes, 7 de octubre de 2013

Sanidad pública


  
No hay que privatizar los servicios sanitarios públicos para que funcionen, lo que que hacer es que funcionen, que la sanidad publica funcione. ¿Como? Pues muy fácil, controlando más a los funcionarios, a todos. A los que tienen que organizar, apretándoles para que organicen. A los que tienen que atender a los ciudadanos, apretándoles para que lo hagan bien.

Demasiadas veces un funcionario de sanidad me ha tratado mal, y no siempre un médico, y eso está muy mal, porque lo hacen por dejadez, porque se creen que el puesto es suyo y para siempre.

Que los políticos aprieten a los funcionarios en vez de privatizarnos la sanidad.

La sanidad privada está hecha una pena, como podemos comprobar cada vez que vamos a un hospital privado.

Pero, insisto, eso no quiere decir que la sanidad publica funciona bien, porque no es cierto, funciona bastante mal.