jueves, 21 de noviembre de 2013

Futuro.



De repente una mañana nos despertaremos, nos levantaremos de la cama y nos daremos cuenta de que ya no sentimos esa incertidumbre tan habitual durante tantos años, que se  ha ido retirando imperceptiblemente, tan despacio que casi no nos hemos dado cuenta.

Que vemos lo por venir con menos inseguridad. Que nuestros hijos, nuestros padres, nuestras parejas, nuestros amigos, nosotros mismos, todos, tenemos trabajo, tenemos un futuro que no es la miseria absoluta. Eso sí, un trabajo precario, pero un sueldo casi todos los meses.

En realidad nos habremos acostumbrado a una situación que se estabilizó.

En ese mismo momento también nos daremos cuenta de que muchas cosas han cambiado a peor. Bueno, solo algunos, porque todos aquellos que tengan menos de cuarenta años no conocerán otra cosa.

Los que tengamos más de cuarenta sentiremos una profunda pena. Porque hemos conocido un mundo en evolución y lo que estaremos viendo es una profunda involución. Solo nosotros lo veremos y solo por ello sentiremos que hemos perdido la batalla de una forma aplastante. Sí, hemos sido aplastados.

El mundo estará dividido entre los más jóvenes, que de la nada habrán llegado a un mínimo inaceptable pero que les permite sobrevivir, y los de más edad, que de un mundo  social y laboralmente digno habremos pasado a esos mismos mínimos inaceptables (pero que no hemos tenido más remedio que aceptar).

Solo nos quedará una gran esperanza a todos.

Y es que, aprovechando que los vencedores estarán confiados y relajados con su victoria aplastante, consigamos que esa situación decepcionante de partida sea capaz de evolucionar hacia una sociedad más justa y de más igualdad, más respetuosa con la naturaleza y el medio ambiente, más solidaria y cooperativa. Con un mayor nivel de sostenibilidad.

Pero eso llevará tiempo. Será una evolución, no una revolución.

Hasta que otra vez, en un futuro lejano, los de siempre tengan necesidad de poner de nuevo su bota sobre nuestro cuello.


Pero mientras tanto vivamos, vivir es respirar. Vivamos lo mejor que podamos. Intentemos utilizar la alegría como antídoto.

Hay cosas que no nos podrán quitar nunca: la sonrisa de alguien que nos tiende la mano, un amanecer, la luz del sol en el cielo, una frase de cariño, un atardecer, el aroma después de una tormenta, el gesto de la cara de un niño dormido, una reunión de amigos, el abrazo de un ser querido, ... y muchas cosas más que son gratis y que solo es necesario que nos demos cuenta que existen, que nos pueden suceder, que sólo hay que buscarlas y serán nuestras si somos generosos, honestos y conscientes. 




Revolución, Evolución e Involución.




Real Academia Española.

Diccionario de la lengua española. 

El Diccionario de la lengua española (DRAE) es la obra de referencia de la Academia. 


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revolución.
(Del lat. revolutĭo, -ōnis).
1. f. Acción y efecto de revolver o revolverse.
2. f. Cambio violento en las instituciones políticas, económicas o sociales de una nación.
3. f. Inquietud, alboroto, sedición.
4. f. Cambio rápido y profundo en cualquier cosa.
5. f. Astr. Movimiento de un astro a lo largo de una órbita completa.
6. f. Geom. Rotación de una figura alrededor de un eje, que configura un sólido o una superficie.
7. f. Mec. Giro o vuelta que da una pieza sobre su eje.



evolución.
(Del lat. evolutĭo, -ōnis).
1. f. Acción y efecto de evolucionar.
2. f. Desarrollo de las cosas o de los organismos, por medio del cual pasan gradualmente de un estado a otro.
4. f. Movimiento de una persona, animal o cosa que se desplaza describiendo líneas curvas. U. m. en pl.
5. f. Movimiento que hacen las tropas o los buques, pasando de unas formaciones a otras para atacar al enemigo o defenderse de él.
6. f. Mudanza de conducta, de propósito o de actitud.
7. f. Desarrollo o transformación de las ideas o de las teorías.
8. f. Cambio de forma.
9. f. Fil. Doctrina que explica todos los fenómenos, cósmicos, físicos y mentales, por transformaciones sucesivas de una sola realidad primera, sometida a perpetuo movimiento intrínseco, en cuya virtud pasa de lo simple y homogéneo a lo compuesto y heterogéneo.


involución.
(Del lat. involutĭo, -ōnis, acción de envolver).
1. f. Acción y efecto de involucionar.
2. f. Detención y retroceso de una evolución biológica, política, cultural, económica, etc.




lunes, 18 de noviembre de 2013

Mi Madrid en (un día soleado de) Otoño

 

Es sólo un muy pequeño reportaje, fue el domingo 31 de Octubre pasado, un día otoñal precioso.



El Rastro


Lavapiés















El Pirulí desde la calle Ibiza.


Calle Ibiza




jueves, 14 de noviembre de 2013

Mar reducido de bacalao con puerros y patatas (Purrusalda).



Otra receta en plan "Menrollo".

Se puede decir de las dos formas: Purrusalda y Porrusalda

Y se trata de un platejo de cuchara en el que se juntan la huerta y el mar seco en salazón.



Ingredientes para 3 o 4 comensales:

3 puerros gorditos.
3 patatas grandes.
3 buenas piezas de bacalao (pero de bacalao bacalao, aunque sea un poco más caro).
4 cucharadas soperas grandes de aceite de oliva del mejor (no seáis tacaños).
Un poco de harina.

Vais a utilizar una olla normal o una "a presión". Si utilizáis esta última que sea de las normales, no  de las rápidas.


PROCESO:

Previa. Uno o dos días antes se desalan los trozos de bacalao.

Antes de ponerlos en agua se limpian bien al chorro de agua para quitarles la sal que tienen por fuera y que suele ser mucha. Luego se dejan en agua, mejor en el frigorífico, durante un periodo de tiempo comprendido entre 24 y 48 horas, cambiando el agua cada 12. Lo normal es que para las piezas finas basten 24 horas y para las piezas muy gruesas tengan que ser 48. Comprad el bacalao en una buena tienda especializada y en ese caso preguntad al que os lo vende cuanto tiempo tiene que estar en agua lo que habéis comprado. En esas tiendas tienen buen bacalao y saben.  

Una vez que el bacalao se ha desalado se pone en un escurridor en la nevera hasta que se utiliza, para que vaya soltando el exceso de agua.

Comencemos.

Se pelan las tres patatas y se cachean en trozos, ni muy grandes ni pequeños. Cachear ya sabéis que significa cortar a cachos, para ello se mete el cuchillo sin atravesar del todo, sino que a mitad de camino se hace palanca y se quiebra la patata consiguiendo que los cortes no sean absolutamente limpios. Se apartan las tres patatas cacheadas en un plato hondo.

Se vierte en la olla la cantidad de aceite que he indicado (se puede echar algo más, pero nunca menos) y se pone al fuego hasta que el aceite está bien caliente. Se echan entonces los tres trozos de bacalao que previamente se han enharinado. Se sofríen durante muy poco tiempo, un par de vueltas rápidas, que se doren mínimamente. Luego se retiran a una fuente.

En la misma olla, que tiene ya el aceite calentito y con el gusto del bacalao, se echan los puerros que previamente se han lavado y cortado en trozos grandes, se doran y cuando estén se apartan a la misma fuente en la que está el bacalao, para que se hagan compañía.

Lavar los puerros.

Se cortan eliminando la parte verde del final. Hay que cortar justo por donde el puerro se abre. Tened cuidado de cortar bien porque en la parte abierta los puerros suelen tener tierra y os puede destrozar todo el guiso. Luego, lo que queda se lava bien al chorro de agua y se seca.

Recapacitemos.

Ahora ya tenemos en la fuente el bacalao desalao y frito y los puerros cortados y dorados en el aceite del bacalao. En el plato hondo tenemos las patatas troceadas. Y tenemos una olla con el aceite utilizado para sofreír el bacalao y los puerros. Por si fuera poco tenemos un olor delicioso en la cocina. Y, si sois como debéis, habrá una botella de vino y una copa para alegraos aun más el momento.

Finalicemos.

Se vuelve a poner la olla en el fuego, se echa el bacalao, los puerros y las patatas. Se cubre todo con agua, por encima hasta que el líquido sobrepase un dedo por encima de todo.

Si es una olla normal se espera a que comience a hervir, se baja el fuego y se cuentan unos veinte minutos. Deberéis vigilar si baja mucho el nivel del líquido para añadir más agua si eso sucede. El vinito blanco hará que la espera os sea más llevable. El vino tinto también.

Si es una olla a presión bastará diez minutos pitando y apartar del fuego. Abrid la olla cuando se pueda y probadlo, si le hace falta un poco más de cocción, hacedlo ya sin la tapa.

Comámoslo.

Yo me lo tomaría como plato único, ya que antes habremos tomado algún pinchejo con el vino. Y lo acompañaría con un vino blanco bastante seco, por supuesto que no sea verdejo. De postre fruta, la que mas os guste, yo os recomiendo una chirimoya madura.

Truko.

Las piezas de bacalao, a ser posible, magras, sin espinas. Una vez que se han sofrito se pueden meter en una redecilla, como las de los garbanzos en el cocido, y así no se desharán desparramándose por la olla.

¡Qué bonito es el mar!



Bon apetit.  
   
  
  

viernes, 8 de noviembre de 2013

Stress y control del tiempo



Ayer hice un comentario a una persona muy querida, mucho.

Lo voy a postear aquí. Es valido y puede serle útil a cualquiera.


Sobre el stress y el tiempo.

Ante una situación que has evaluado como "URGENTE", por mucha prisa que creas que tienes lo normal es que puedas disponer de algún tiempo para darte la oportunidad de pensar antes de hacer. El motivo es no actuar irreflexivamente. En algunos casos solo podrás dedicar unos pocos segundos, pero en otros podrás disponer de bastante más tiempo, minutos quizás. Pero en cualquier caso piensa lo que nuestro cerebro puede hacer en tan solo diez segundos. Cuenta diez segundos y valora la velocidad a la que va nuestro cerebro.

Todos tenemos que intentar utilizar ese tiempo, tan importante, por pequeño que sea, tenemos que aprender. Nos ayudará mucho a muchas cosas. A actuar reflexivamente. A tranquilizarnos. A equivocarnos menos, o por lo menos saber que si nos equivocamos no ha sido por actuar alocadamente. A reducir nuestro nivel de stress, porque el actuar "como pollo sin cabeza" es una actitud que intranquiliza y mina nuestro nivel de autoestima aunque no nos demos cuenta.

En resumen: esta actitud ayuda a adquirir buenos hábitos antistress.

Porque es precisamente el stress lo que no nos deja actuar correctamente. Nos conduce a un estado de excitación nerviosa que domina la situación y no debe ser así. Debe ser nuestra racionalidad la que la domine. Esa sensación de malestar y culpabilidad por no saber si hemos tomado una determinación correcta hará que estemos más nerviosos, acumulemos más stress y la situación se deteriore aun más.

El stress es muy mal consejero, muy mal compañero, el peor.

Te animo a que recapacites sobre ésto e intentes comenzar a tomarte ese tiempo, ese pequeño pero importante tiempo.

No es fácil al principio pero te hará ser una persona nueva y mejor.

Te lo aseguro.