miércoles, 2 de marzo de 2016

Liderazgo



El liderazgo lo adquiere uno, con su actitud, con su ejemplo, con determinación, con respeto, con firmeza, con honestidad, con comedimiento cuando es necesario...

Nunca se puede transmitir, te pueden delegar poder, autoridad, siempre limitada, pero nunca liderazgo.

De eso, liderazgo, tenemos un gran déficit en este país. Es una postura personal que no tiene por qué darte dinero ni gloria. Y en el mundo en el que vivimos eso es un problema. 

Pero el verdadero líder tiene que estar más allá de eso, tiene que tener una firme creencia en sus ideas y defenderlas con determinación, aunque eso le cueste su estatus o su cuota de poder. Es una lucha a largo plazo en la que debe saber que puede perder, pero no desanimarse por ello, porque intuye que el premio puede ser enorme.

Un caso flagrante, de ahora mismo: el sr. Urdangarin.

Un verdadero líder no puede decir que no sabe lo que pasaba en la empresa, o en la fundación, que dirige, que lidera.

Un líder de verdad es capaz tanto de hundirse en el barro del día a día como de recibir un premio internacional como de llevar gestiones en las más altas instancias.

Lo bonito siempre es fácil, pero lo feo da fuerza y una alegría sin límites cuando se consigue resolver. Un reto.


   

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