jueves, 10 de febrero de 2011

Arroz.

Un truquillo.

Cuando hacemos arroz, ya sea seco (paella incluido), meloso (incluido risottos) ó caldoso, lo importante no es la cantidad de liquido que hay que poner al arroz para que hierva. La cantidad de líquido es variable.

Lo importante es el tiempo de cocción, que dependiendo de como sea el agua del lugar, la altitud, el gusto de cada uno sobre el punto de dureza, etc... puede oscilar un poco.

Yo vivo en Madrid y al arroz bomba lo dejo hervir entre 17 y 18 minutos. Los que vivan en otros lugares pueden probar con 17 minutos e ir ajustando según vean cómo sale.

¿Que hacemos con el liquido? Pues muy fácil, se echa en principio 1,5 veces en volumen la cantidad de arroz. Por ejemplo: para una taza de arroz se incorpora al principio una taza y media de líquido. No es imprescindible que el líquido esté hirviendo cuando se eche el arroz. Yo echo el líquido caliente sobre el arroz rehogado.

El resto de líquido ó agua, si no nos queda líquido, lo ponemos a calentar y lo mantenemos en una ligera ebullición, en un fuego al mínimo, al lado del arroz que estamos cocinando. Según se vaya secando el arroz iremos incorporando más líquido, poco a poco, hasta que se cumpla el tiempo.

Más trucos.

Mientras que muchos dicen que la paella no se debe remover (aunque tampoco la desgracias si la mueves un poco si lo ves necesario), en el caso del arroz meloso y los risottos, debe moverse con frecuencia con una cuchara de palo.

A los risottos se les incorpora queso fuerte rallado un par de minutos antes del final y cuando ya casi se ha llegado al final de la cocción, se les incorpora una cuchara pequeña colmada de de mantequilla (no margarina) por persona. Hay que comerlo recién hecho, nada de dejarlos reposar como a las paellas.


Curioso.
En Vietnam, para secar los granos de arroz, en el campo, es muy corriente que los extiendan sobre el asfalto de las carreteras. Así muchas veces ves a los automóviles pisando el arroz con los neumáticos al circular, aunque alguno pretenda esquivarlo. En el caso de los autocares, los camiones, o los cruces entre dos automóviles que circulan en opuestos, es imposible esquivarlo.

Ya ves, y aquí con tantos remilgos…


 

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