miércoles, 23 de mayo de 2012

Cruce de caminos.

 

Dos caminos, dos carreteras se cruzan. Eso significa que parten de puntos distintos y, por supuesto, finalizarán en puntos distintos.

Aunque eso nunca se sabe. Puede no ser cierto. Es posible que partan del mismo punto y finalicen en el mismo punto solo que recorran caminos distintos.

Me gusta pensar en ello. Un conejo, ¿porqué un conejo?, no lo se. Bueno, el conejo sale del punto de partida y ve dos veredas, toma la de la izquierda, su destino es seguir esa senda. Pero de repente llega al cruce de caminos y decide tomar la otra senda, la otra vereda.

Continúa por ese otro camino hasta llegar a su fin, que es el mismo al que le conducía el otro. Es el camino de su vida.

Qué importa lo que hubiera en las otras sendas. Da igual. No importa. Lo único importante es lo que ha sido, lo que ha ocurrido, lo que el conejo ha vivido. También lo que es ahora mismo y lo que será, todo su recorrido hasta llegar al final.

Los otros caminos, esos recorridos no utilizados, son hipótesis. Siempre lo serán, nunca serán una realidad y lo que no existe ni existirá nunca tiene muy poca importancia. No importa nada.

En cada momento, en cada decisión, estamos en un cruce de caminos. Elegir es nuestro derecho, es nuestra necesidad.

Todos los días tenemos muchísimas oportunidades para elegir, ¿por qué nos crea tanta presión a veces el riesgo de equivocarnos? Es absurdo, ese riesgo lo tomamos decenas de veces al día, o quizás centenares, no se. Hay que razonar y elegir la opción que más nos guste, o la que nos parezca mejor, otras veces elegiremos la menos mala. Y luego arriesgarse, tomar la decisión que hemos acordado con nosotros mismos.

Otras veces, directamente no decidimos, ¿por qué? Seguimos el camino que va cuesta abajo porque es más cómodo. Es fácil echar la culpa al destino, aunque en realidad no es así. Es la comodidad de no pensar, de decidirse por lo más fácil. Eso se llama desidia. No, no hay que ser desidioso, tenemos que intentar ser dueños de nuestro destino.

Vivir también es eso. Vivir en libertad, o en el mayor nivel de libertad que podamos tener y que nos permitan.

Cuanto más podemos elegir, mayor es el nivel de libertad que tenemos. Seamos conscientes de ello. Hay que ver la parte positiva de las cosas. Tenemos que conocer que ser libres no es gratis.

Sigamos pensando, sigamos tomando decisiones, que nadie se acojone, al revés, vivamos la alegría de poder hacerlo. Seamos libres, seamos responsables, seamos valientes.
   
   

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Me has hecho reflexionar. A mí me da pánico cambiar de camino, prefiero el conocido. Lo cierto es que yo Sí creo en el destino y sé que se tome el camino que se tome siempre acabamos en el lugar predestinado.

Las cosas siempre pasan por algo, todo tiene una explicación visto después. La mayoría de las veces no las comprendemos en el momento pero pasado un tiempo vemos el resultado y no siempre es tan malo o tan bueno como parecía en el inicio.

Yo no seré conejo, voy a ser liebre, jejeje.(que son más listas)

Abrazos.
__mag__

Alvaro dijo...

Si liebre _mag_ , jejeje, las cosas siempre pasan por algo, de acuerdo. Pero decir que es porque es tu destino... Aunque es cierto no me siento comodo con ello.

Evidentemente si te sucede algo es porque estaba marcado en tu destino, pero si te sucediera otra cosa distinta tambien sería tu destino. ¿Entiendes mi planteamiento?

Por ahí va lo que digo. Influyamos en nuestro destino tomando decisiones en cada cruce de caminos o incluso no tomandolas... pero siempre de forma razonada, no por desidia.

Feliz día, besos.