Salí del metro y me dirigí hacia la oficina
como todos los días.
Lloviznaba, una mínima gota me cayó en la
ceja, otra en el carrillo derecho ¿o se dice moflete?, otra en la parte
inferior del borde izquierdo de la comisura de los labios, ... Todas las notaba
suavemente en mi cara, era de lo poco agradable, casi dulce, que notaba esta
mañana, ya que el resto era gris, muy gris.
Caminaba relajado, la rodilla derecha me dolía
un poco después del tremendo golpe que me di ayer tarde con la esquina de la
mesa baja del salón. Me dolió muchísimo, horriblemente, pero era domingo y eso
lo compensaba todo, ahora lo se, ayer también lo sabía y lo disfruté. No hay
cosa más baldía que no disfrutar de los buenos y sencillos momentos de la vida,
de no darte cuenta de ellos.
Según caminaba volví a fijarme en la cara de
la gente, pero esta vez no me transmitían nada, por lo menos todos aquellos
con los que me crucé.
Ya sabéis, no me gustan los días grises, nada.
Y ya llevamos demasiados...
Eso sí: TENEMOS QUE ESTAR TODOS APOYANDO A LOS
PROFESIONALES DE LA SANIDAD PUBLICA MADRILEÑA.
Tenemos que ir todos juntos, ayudarles a que
nos ayuden. La sanidad privada de las aseguradoras funciona peor, bastante
peor. Masificada y con falta de medios. Además de unos precios altísimos. Una
persona de menos de 30 años puede pagar 60 euros al mes, pero una de más de
ochenta puede pagar hasta 180 euros mensuales.
NO PODEMOS PERMITIR QUE PRIVATICEN NI UNO SOLO
DE LOS SERVICIOS.
NO PODEMOS PERMITIR QUE DEJE DE FUNCIONAR.
NO PODEMOS PERMITIR QUE LA SANIDAD PUBLICA
DEJE DE SER PUBLICA.
Tenemos que implicarnos. TODOS.
Aunque el día sea gris, o precisamente por
ello.
Feliz semana.
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