lunes, 3 de octubre de 2011

La dignidad, otro valor ético en crisis.


En crisis de practicantes.

Cuando la vida nos está dando un revolcón por la mierda, cuando estamos hundidos, cuando nuestras convicciones se tambalean a causa de los golpes recibidos, en esos momentos a los seres humanos sólo nos quedan tres cosas: la vida, el amor de los que aun nos quieren y la dignidad.

Si no conservamos la dignidad perdemos algo más de una tercera parte de lo que nos queda, bastante más.

La dignidad, además de hacer que las personas nos sintamos bien con nosotros mismos, tiene otra característica de gran valor: su alta cotización aun en estos momentos. Porque es muy admirada y apreciada por la sociedad, sobre todo por los más indignos. 

En la vida hay tres tipos de comportamiento:

·         El de quienes actúan con dignidad.
·         El neutro, el de aquellos que no se preocupan de estas cosas.
·         Y el indigno, el de quienes se comportan habitualmente de forma indigna a conciencia de que lo hacen.

Cuanto más hundidos estemos, cuanto peor nos sintamos, más tenemos que hacer el esfuerzo de comportarnos con dignidad. Que no nos quede duda de que seremos enormemente recompensados.

La sociedad, nuestra sociedad, la que saldrá de esta profunda crisis en la que nos encontramos, necesita urgentemente personas que se comporten con dignidad, ciudadanos dignos.


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