jueves, 20 de octubre de 2011

Nino Bravo y el Muro de Berlín.


Desconocía esto, se trata de la canción LIBRE.
(Por gentileza de Begoña)

La canción habla del primer alemán que murió intentando atravesar el muro de Berlín. Peter Fechter, un obrero de la construcción de 18 años, intentó huir junto con un amigo y compañero de trabajo, Helmut Kulbeik. Tenían pensado esconderse en el taller de un carpintero, cerca del muro, y, tras ver alejarse a los guardias saltar por una ventana hacia el "corredor de la muerte", atravesarlo corriendo y saltar por el muro, cerca del Checkpoint Charlie, a Berlín Oeste.
Hasta llegar al muro las cosas salieron bien, pero cuando se encontraban arriba, a punto ya de pasar al otro lado, los soldados les dieron el alto, y a continuación dispararon. Helmut tuvo suerte pero Peter resultó alcanzado por varios disparos en la pelvis, cayó hacia atrás, y quedó tendido en el suelo en la "tierra de nadie" durante cincuenta angustiosos minutos, moribundo, desangrándose, a la vista de todos, y sin que nadie hiciera nada.
Gritó pidiendo auxilio, pero los soldados soviéticos que le habían disparado no se acercaron y lo único que pudieron hacer los soldados americanos fue tirarle un botiquín que no le sirvió de ayuda, ya que sus graves heridas internas le impedían moverse. Poco a poco fue perdiendo la consciencia. Durante casi una hora, los ciudadanos de ambos lados de Berlín contemplaron impotentes su agonía gritando a los soldados de ambos lados para que le ayudasen.
Pero ambos bandos tenían miedo de que los del otro lado les disparasen, como había pasado en ocasiones anteriores; aunque ninguna en una circunstancia como esta y a las dos del mediodía, con tantos testigos presentes, incluyendo periodistas que había en el lado occidental.
Los soldados del lado oriental, zona a la que pertenecía en realidad la "tierra de nadie", tampoco le ayudaron, y no se acercaron hasta pasados 50 minutos, seguramente para que sirviera de ejemplo para cualquier otro que pensase huir.
Entre 1961 y 1989 murieron más de 260 personas intentando cruzar el Muro; además de los que murieron al querer cruzar la frontera entre las dos Alemanias.
Cuando por fin se acercaron los soldados de la RDA (República Democrática de Alemania) y se lo llevaron, los ciudadanos de ambos lados gritaron repetidamente "¡asesinos, asesinos!". En el lado occidental, se sucedieron las protestas y las manifestaciones los días siguientes, y los habitantes del Berlín Oeste comprendieron claramente lo difícil que sería para sus familiares y amigos del Berlín Este el intentar escapar. También se dieron cuenta, decepcionados, de que los soldados americanos, en pleno auge de la Guerra Fría, no harían nada para ayudarles en circunstancias similares. Fue un duro golpe para la esperanza de los berlineses.
La canción, escrita diez años después de los hechos, recoge una historia y unas fotos que dieron la vuelta al mundo y que todavía hoy son símbolo de la crueldad humana. En el lugar donde murió Peter Fechter se levantó en 1990 un monumento.
En 1997 dos antiguos soldados de la RDA fueron juzgados y admitieron haber disparado contra Peter Fechter. Se les declaró culpables y fueron condenados a un año de cárcel. En el juicio el forense declaró que toda ayuda hubiera sido inútil ya que la gravedad de las heridas le hubiera causado la muerte en cualquier caso.  
La canción es símbolo de todo el pueblo alemán que soñó con huir, ya que si Peter fue la primera víctima del muro, el último, Chris Gueffroy, en 1989, tenía, precisamente, veinte años...


Esta es la letra de la canción:

Tiene casi veinte años y ya está
cansado de soñar;
pero tras la frontera está su hogar,
su mundo y su ciudad.
Piensa que la alambrada sólo
es un trozo de metal
algo que nunca puede detener
sus ansias de volar.

Libre,
como el sol cuando amanece yo soy libre,
como el mar.
Libre,
como el ave que escapó de su prisión
y puede al fin volar.
Libre,
como el viento que recoge mi lamento y mi pesar,
camino sin cesar,
detrás de la verdad,
y sabré lo que es al fin la libertad.

Con su amor por bandera se marchó
cantando una canción;
marchaba tan feliz que no escuchó
La voz que le llamó.
Y tendido en el suelo se quedó,
Sonriendo y sin hablar;
Sobre su pecho, flores carmesí
Brotaban sin cesar.
  
 

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