jueves, 24 de marzo de 2011

Investigación V

Ayer salí detrás, para ello tuve que disimular, me paré en el hall de la estación para ponerme muy despacio la gabardina y anudarme la bufanda, ese tiempo permitió que me adelantara y saliera a la calle por delante.

Cuando torció por la calle Bruselas, se detuvo delante del escaparate de una tienda oriental de esas que se dedican a vender abalorios y cosas que no sirven para nada. Se mantuvo delante del escaparate el tiempo suficiente para que yo tuviera que pasar de largo, y eso que anduve extremadamente despacio.

Yo creo que se ha dado cuenta de mi actitud persecutoria.

Hoy, tres cuartos de lo mismo, en el transbordo se monta en una puerta más atrás que la mía, en el mismo vagón, y cuando llegamos, sale y recorre el andén para salir por las escaleras mecánicas de la parte delantera. Yo me las he apañado para retrasarme mucho más, subiendo por las escaleras de la parte de atrás, pero teniendo mucho cuidado de no quedarme demasiado retrasado y perder su pista.

Una vez en la calle me he apostado en la esquina de la calle por la que tuerce siempre y he asomado la cabeza disimuladamente de vez en cuando para seguir sus pasos. Ha bajado la calle Bruselas y he visto como torcía a la izquierda por el jardín de hace unos días, hoy no se ha parado en los escaparates.

En ese momento he salido a paso ligero, casi corriendo, hacia esa zona ajardinada. Es una calle, una calle interior de la urbanización de edificios. He llegado justo a tiempo de ver cómo entraba en el primer portal de la derecha, he acelerado el paso y, a riesgo de ser descubierto y concluir aquí toda esta investigación, he posado mi frente en el cristal de la puerta. Me ha dado tiempo a observar cómo subía a pie las escaleras del fondo. No ha cogido el ascensor, eso es una pista, más cuando es alguien que toma las escaleras mecánicas todos, absolutamente todos, los días. No se donde va, pero está en el primer piso de ese edificio.

Bueno ya se algo más.

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