Compromiso, una
palabra difícil, una actitud difícil.
Es un ejercicio
interior, algo que hay que hacer con uno mismo. Y no es fácil, significa un
esfuerzo, un sacrificio, que a veces puede ser costoso y difícil, incluso como
para llegar a pasarlo mal. Y en el mundo que vivimos nos cuesta mucho pasarlo
mal. Estamos acostumbrados a la vida tranquila, sencilla, a la pura diversión,
a la volubilidad, a que nos guste algo pero queramos tenerlo o conseguirlo con
el menor esfuerzo posible.
El compromiso
siempre está referido a unos ideales, a un proyecto, a un grupo de gente e
incluso a un individuo. Ellos son el objeto.
Sí, no se si
llamar a esto un valor ético, lo que si tengo claro es que el mundo se ha
movido, ha evolucionado debido a la capacidad de compromiso, de sacrificio, de
mucha gente.
El compromiso, debido
a los sacrificios y costes personales que puede conllevar, es algo que tiene
que salir de cada uno, libremente.
Siempre se ha
escuchado la frase "es una persona comprometida" ó "le falta
compromiso". La primera relacionada normalmente con un gran personaje y la
segunda en un sentido decepcionante.
Pero lo que es
cierto es que para llegar a ese compromiso hace falta haber practicado una
serie de valores importantes, como los que se necesitan para tener unos ideales
o un proyecto o los que emanan de la amistad y el amor o los que están ligados a
la solidaridad.
No, en mi opinión
el compromiso no se debe exigir, se debe valorar y agradecer. Aunque, claro, su
falta siempre decepciona.
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