lunes, 5 de marzo de 2012

Una bonita mañana en Madrid



Saca las llaves y abre la hoja izquierda de la grande y pesada puerta negra de hierro, sale a la calle, está desierta, es muy temprano. Huele a madrugada.

El perro de la casa de enfrente olisquea sonoramente por debajo de la puerta del garaje mientras él cierra la puerta con llave y se va. Por fin, parece que le han enseñado a no ladrar. Va camino del metro a través de la calle que ahora solo está habitada por coches. Nota el frescor de la mañana en su cara y en su ánimo. Se encuentra bien, sereno, tranquilo, se da cuenta de que va a disfrutar del paseo, sus piernas se relajan.

Las farolas aun están encendidas y mientas camina se recrea en la bonita fachada de ladrillo rojo un poco afeada por los contenedores de basura gris y amarillo que están cerca de su puerta. A lo lejos ve la silueta de un hombre caminando con ademán de pasar frío aunque no lo hace a pesar de la hora que es.

Le surge entonces el pensamiento, ¿ha comenzado la gente a entender lo que ha hecho? algunos sabe que no, algunos de los más cercanos. Es cuestión de tiempo, se dice.

Hay una hilera de globos de cristal encendidos encima de una tapia y después, desviando la mirada hacia arriba, ve un amanecer, algo que sucede todos los días, pero del que hoy disfruta viendo esa luz que perfila un par de tejados y la copa de un árbol. ¡Que espectáculo! Va escuchando por los cascos a Joan Báez en una de sus primeras grabaciones, "Dona, Dona". La música actúa como potenciador de todas sus visiones y pensamientos.

Llegará un momento, y espera que no se le haga muy largo, en que todo se normalice, en que pueda vivir como desea, en que las personas que quiere entiendan y no sufran. La negatividad y el sufrimiento se transmiten a distancia, no hace falta la cercanía o el contacto, lo sabe, lo ha sentido multitud de veces, lo siente ahora.

Solo la cercanía de su pareja calma esa sensación, contrarresta ese mal sentimiento recibido desde lejos. Hay veces en que para resistir hay que ser un poco egoísta, todo lo que haga falta, la cantidad necesaria.

Hay cosas por las que no va a pasar, lo tiene claro, paciencia si, pero no infinita. A la gente cercana la dará una segunda oportunidad si es preciso, pero no más. A la familia, tanto la suya como las adquiridas, les dará infinitas oportunidades. A los buenos amigos y amigas les dará las suficientes, pero tampoco infinitas. Y sabe que le dolerá mucho más cualquier cosa que le hagan a su pareja, muchísimo más.

Tomó la decisión de luchar y lo va a hacer en todos los frentes y con todas las armas. Paciencia si, pero no infinita.

Pasa por delante del bar de las porras frías que nunca toma y del café que alguna vez le ha despertado. Hoy no entra, se ha hecho una cafetera en casa y se ha tomado su café y sus cereales solo, como últimamente. Pero todo eso y mucho más merecería la pena.

Hay mucha gente caminando por la calle de Alcalá, andan deprisa en sentido contrario al suyo, muy probablemente salen de la boca de metro a la que se dirige. Sabe que en unos minutos se encontrará con esos ojos que hacen que todo merezca la pena, solo un rato, pero será suficiente.

Una bonita mañana en Madrid.
    

1 comentario:

Anónimo dijo...

Las oportunidades son para aprovecharlas. Hay gente que aunque le demos infinitas nunca las verán.

A veces también hay que ser un poco egoístas y pensar en uno mismo, es la manera de sobrevivir.

Un abrazo

__mag__