Es mi intención comenzar hoy con una serie de entradas
dedicadas a los que se dedican a perjudicar, robar, estafar, maltratar,
fustigar, etc... a la sociedad en general, a los ciudadanos de a pie que
pagamos nuestros impuestos porque no nos queda otra, porque nos tienen pillaos.
Podría llamarlo "Galería de sinvergüenzas, golfos, estafadores y
ladrones", algunos lo serán todo y otros quizás tengan que conformarse
solo con una de las cosas.
Por favor, que el lector no se escandalice ni se mosquee ni
se enfade, se trata únicamente, y nada menos que, de mi opinión y como ser
humano libre tengo derecho a tenerla.
Es un placer para mi comenzar hoy con mi enemigo el actual
ministro de justicia del PP. Con Albertito Ruiz Gallardón, el pijo.
Gracias a él hemos conseguido que esta ciudad sea mucho más
cara que antes, no solo un poco, sino mucho más. De algún sitio hay que sacar
los millones de euros necesarios para pagar su faraónica obra de la Calle 30. Sí,
se que a mucha gente le parece bien mejorar la infraestructura viaria de
Madrid. A mi tambien, porque en este caso beneficia, además, a mucha gente de
todas las capas sociales. A mi solo me parece fatal que nos hayamos gastado
tanto, que habría que haber controlado más el gasto (y los plazos de la obra,
que tampoco tuvieron ningún control) y que habría que haber hecho algo más
baratito. Recordemos todos que se trata de dinero público que hemos puesto y
vamos a poner entre todos.
También consiguió que las zonas ricas de Madrid estén muy
bonitas, más aun, y las zonas deprimidas en un estado lamentable. Realizó unas
obras innecesarias en la calle Serrano y en la plaza de Colón mientras los
barrios periféricos están llenos de baches, grietas y hasta agujeros.
Como él es motorista, en esta ciudad las motos pueden llenar
las aceras sin pagar en las zonas controladas y en las incontroladas.
Los aparcacoches de los restaurantes llenan de vehículos en
doble fila zonas enteras de la ciudad. No importa, no hay problema, con eso hay
mano ancha.
No hablar de su despachito en el edificio de Correos en la
plaza de La Cibeles...
Ahora nos ha dejado a los madrileños para encargarse de los
españoles. ¡Pobres! se van a enterar de lo que vale un peine.
Y todo ello con una sonrisa en la boca y con cara de no
haber roto un plato en su vida.
Para mi este entra en la categoría de sinvergüenza y golfo,
lo otro me parece más extraño en su caso.
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